RESUMEN
LAS PALABRAS Y EL
PODER.
El concepto “diversidad sexual”
apareció en el horizonte de las políticas sexuales en México en los últimos
años entre los grupos y agentes que participan de manera activa, organizada y
programática en las disputas del campo sexual2. Sus usos y significados sin embargo,
no sólo no han sido claros y teóricamente fundamentados, también han sido en ocasiones
francamente conservadores. El propósito de este ensayo es aportar elementos de
reflexión teórica y política sobre el concepto, que puedan servir como insumos
críticos para organizaciones y agentes que desarrollan un trabajo de activismo
con relación a las políticas sexuales.
El término “diversidad sexual” no
es un término “neutro”, dos simples palabras para referir una realidad, por el
contrario, encierra en sí mismo una manera de concebir la realidad y, por lo
tanto, tengamos o no conciencia de ello, define el carácter de nuestra lucha
política en el ámbito de la existencia sexual4. El término “diversidad sexual”
es un termino político, como los términos “gay”, “lesbiana”, “bisexual”,
“heterosexual”, “sexualidad normal”, “perversión”, “transgénero”, “joto”,
“marimacha”, “buga” y, al igual que estos, tiene implicaciones en la manera en
que se nombran y, en consecuencia se construyen, diferencias sociales más o
menos significativas, se configuran relaciones de poder y posibilidades de
resistencia.
El heterosexismo y el amor. Las
concepciones dominantes sobre el amor se apoyan en y nutren la ideología
heterosexista al apoyarse y nutrirse de las ideologías de género dominantes y
su concomitante binarismo.
Homofobia y heterosexismo: el
binarismo erótico. Los discursos homofóbicos y heterosexistas como buena parte
de las políticas de identidad construidas desde los movimientos lésbico-gay,
han tenido la desafortunada (¿inevitable?) coincidencia en una visión binaria,
dicotómica e integrista del deseo erótico: la polarización de los deseos e identidades
“heterosexual” y “homosexual”. Una visión que no obstante es cuestionada desde
su aparición en el campo de las identidades sexuales en occidente.
El binarismo
“heterosexual-homosexual” es una construcción social, es una manera de querer
ordenar la compleja realidad del deseo erótico y de ajustarla a particulares ideologías
sexuales y de género.
La homosexualidad y la
heterosexualidad como identidades eróticas homogéneas, coherentes, estables,
son ficciones culturales, producto de una labor social de construcción de
identidades
III El concepto de diversidad sexual: sus implicaciones transgresivas
El binarismo sexual, el binarismo
de género y su concomitante androcentrismo, así como el heterosexismo constituyen
una visión integrista de la existencia sexual de las personas, que se convierte
en un perdurable dispositivo de poder. Este dispositivo de poder contiene un
número limitado de identidades de prestigio. En la cumbre de este sistema de
identidades se encuentra la trilogía de prestigio
“macho-masculino-heterosexual”. La revisión crítica de este sistema sexista nos
ha permitido, a su vez, visualizar y legitimar una diversidad de formas de
existencia sexual, de género y eróticas que tradicionalmente resultan
invisibilizadas, censuradas, o deslegitimadas como patológicas o de plano
discriminadas. Estas diversas formas de existencia exual involucran varios reconocimientos: 1)
más allá de la dicotomía macho y hembra, existe una diversidad de sexos,
existen los diferentes tipos de intersexualidad. Estas diversas existencias sexuales
son expresiones de una naturaleza sexual humana y cualquier intento de
jerarquizarlas, privilegiando algunas y deslegitimando otras, es arbitrario
IV Ética y diversidad sexual.
El concepto “diversidad sexual”
es un concepto político que cuestiona el orden sexual y de género dominante y
condensa la aspiración de una sociedad que no discrimine y que garantice el
reconocimiento y la equidad para las diferentes variantes de la existencia
sexual, de género y eróticas. Es un concepto que cuestiona al poder patriarcal en
su sistema de representaciones e identidades sexuales, en sus criterios de
distinción sexual y social, en sus ideologías integristas de origen religioso,
pero además coloca en su lugar, valores democráticos como el reconocimiento de
la pluralidad, el respeto, la equidad y la justicia social. Valores que dicho
sea de paso, sólo son pueden garantizarse en un estado laico. El concepto de
diversidad sexual no significa, por lo tanto, que “todo se valga” con relación
a la sexualidad. El dilema “sólo se vale el sexo heterosexual, reproductivo y falocéntrico
entre mujer femenina y hombre masculino y nada más” o “todo se vale” es un dilema
propio de las sociedades patriarcales, autoritarias, rígidas.
V La “Diversidad sexual y amorosa” y las otras diversidades sociales.
Parte de una concepción sobre la
cultura que nos salva de las trampas positivistas que esencializan o cosifican
la realidad, incluyendo las diferencias sociales. La digresión ontológica nos
permite también derivar consecuencias políticas diferentes: en vez de asumir la
realidad y las distinciones que la atraviesan como “cosas”, “hechos naturales”,
la asumimos como producciones históricas y políticas que podemos cambiar. La perspectiva
postestrucutralista que sostenemos en este ensayo nos permite por un lado, constatar
las “diferencias” y, por el otro, entenderlas como construcciones humanas, formas
de organización de las distinciones sociales, esto es, productos culturales.
Esta operación ontológica y epistemológica que sirve como subtexto a este
ensayo sobre la existencia sexual y las distinciones que permean al campo
sexual, podemos también utilizarla para comprender otras categorías de
distinción social. Las distinciones dominantes que organizan el campo sexual
con efectos de poder diversos sobre la existencia sexual de las personas, son
sólo una dimensión de las distinciones que permean el campo social en general.
La diversidad sexual se encuentra
integrada en las personas a otras dimensiones de su sociodiversidad y esto
tiene implicaciones de poder y resistencias diversas, con efectos diversos
sobre las condiciones de vida. La lucha por una sociedad más equitativa, justa,
respetuosa, democrática no puede darse en la descalificación, en la banalización
o secundarización de la demanda de los otros. Es importante llevar a la agenda
política el asunto de la justicia y la equidad al nivel de la existencia sexual
de las personas, hacer valer su importancia, hacer oír las voces del reclamo,
así como articular con claridad reflexiva las razones de la demanda. Este
ensayo ha tenido el propósito de alimentar este proceso
COMENTARIO :
Estoy de acuerdo con todo lo que dice el autor ya que diversidad implica una diversidad social, en donde la equidad, justicia, respeto debe perdurar, ya que resulta fundamental para que casa persona pueda vivir de manera diversa su existencia sexual, de género y erótica. Exoplica diferentes conceptualizaciones en mi opinon estamos en el siglo XXI vivimos lamentablemente en una sociedad donde nuestras ideas influencias en nuestras relaciones esto hace que los gays se conviertan en una etiqueta mas
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