Según Roman
Yako nos dice que el objetivo es intentar ahondar en el significado y en los
desarrollos de la dinámica sexual en la evolución del hombre, el instinto
es genéticamente heredada de
comportamiento propia de una especie animal; la sexualidad debe entenderse como
una manifestación de la pulsionalidad así mismo las pulsiones sexuales es
reconstruida en las diferentes etapas evolutivas de la vida del hombre cuya
particuliaridad es trasformar el tiempo, el amor es el fundamento en el que se
apoya el psicoanálisis cuya tendencia es siempre hacia la unión y la construcción,
aun haciéndonos eco de la incógnita que transforma a la sexualidad en tabú. Tabú, entonces, porque le
permite al hombre liberarse de las ataduras que limitan la posibilidad de
comprender que adquiere su dignidad de tal sólo en conexión con la mujer y
viceversa. El deseo es el motor necesario para que se produzca la
imprescindible mutación en necesidad. Deseo de encontrar la satisfacción de una
necesidad primaria, que luego se transformará en necesidad de la presencia del
otro como garantía ineludible de la propia autorrealización. La civilización
helénica consideraba a la sexualidad no solo como un impulso humano no
degradante sino como un fenómeno milagroso como la manifestación de una divinidad
profundamente buena y benéfica que permitía luchar contra las fuerzas del
dolor, la enfermedad y la muerte.
Recordando
que para nuestros antecesores etruscos y griegos la sexualidad era considerada
como un regalo de los dioses, un patrimonio que acercaba a los hombres a la
divinidad, creemos que el tabú que todavía hoy pesa sobre la sexualidad
infantil y su proyección en la sexualidad adulta-aun cuando observemos que los
integrantes de los diversos estratos sociales discurren naturalmente sobre el
deseo y la necesidad- es un indicador de cómo una educación basada en la no
elaboración del narcisismo de las pequeñas diferencias, es decir en la
reificación de la rivalidad entre hermanos, ha dejado su impronta en la
sexualidad como disposición bio-psicológica, sexualidad que es una vez un
indicador de la dinámica salutífera y vivificadora que habita en el
hombre.